Hoy me costó levantarme, no quería, estaba demasiado enterrada entre mis sábanas y presentía que iba a ser un día malísimo.
Y lo fue.
Escenario: mi heladería.
1º Hecho Malísimo: Un pibe vendiendo medias no entendía mi negativa. "No quiero medias. No necesito medias. No tengo plata. No puedo gastar en eso. Etc." Mis empleadas intentaban apoyarme pero el chico presionaba y presionaba... Incluso amenazó con llevarse la planta que tengo en el mostrador. Estuve muy cerca de echarle el aerosol de pimienta ya de lo harta que me tenía. Incluso intentó venderme cd's piratas. Je, como si yo fuera a comprar eso. El imbécil huyó cuando me vio llamando por teléfono a mi mamá (la cual trabaja en la misma cuadra). Habrán sido unos 10 minutos eternos y súper incómodos.
2º Hecho Malísimo: Un viejo quería comprar un kilo y medio de helado, pero comenzó a quejarse por el precio del medio kilo, lo veía injusto, según él debía estar exactamente a la mitad del kilo, cuando en casi ninguna heladería es así, ¿por qué nosotros deberíamos ser la excepción? Intenté decirle que yo no pongo los precios (que es verdad) y que soy sólo una empleada (que es verdad a pesar de que oficialmente es mi negocio...). Bueno, fue todo un escándalo donde yo no sabía ya en dónde meterme y no estaba de humor para esas estupideces. Nadie le estaba poniendo una pistola en la cabeza al viejo para que compre nuestro helado, si camina unas cuadras hay más heladerías. El viejo sólo llevó un kilo. Por mí que no hubiera llevado nada, me dieron ganas de devolverle la plata y que se vaya a pasear.
3º Hecho Malísimo: Un supuesto sordomudo vino a pedir limosna, no me gusta eso, la mayoría de las veces resulta ser mentira, pero aún así le di algunas monedas (las cuales acá son muy valiosas porque cuesta conseguir cambio). No conforme con ello, el señor también quería helado. Eso no me gustó nada, ¡ya le había dado plata! ¡Qué desfachatez! Le dije que debía pagarlo. Se enojó, decía cosas extrañas, incomprensibles, pero todo ese quejido me dio la pauta de que no se trataba de ningún sordomudo, sólo de un hijo de puta que no quiere trabajar. Y aunque fuera sordomudo, ¿uno tiene que regalar todo su trabajo a cualquiera? Por favor, no nos abusemos. Yo soy discapacitada y no le pido nada a nadie. Bueno, el hombre compró un helado (o sea que tenía plata desde el vamos) y siguió despotricando en un idioma fingido. No le dije barbaridades para no caer bajo, pero se las merecía.
Todos estos escándalos en una misma tarde. Cuando le conté a mis padres les pareció una tontería. No me sorprende, soy una incomprendida. Tal vez si hubieran ocurrido otro día lo habría olvidado enseguida, pero hoy era un mal día. Es un mal año. Me tiene harta, cada mañana me levanto más desquiciada y sólo quiero que se termine pronto.
Mi único consuelo de hoy a sido que empezó a llover hace un rato. La lluvia me hacer sentirme acompañada. ¿Por quién? No sé.
21.11.09
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1 comentario:
Ley de Murphy. Cuando algo va mal, todavía puede ir peor. Pero así como pasa con lo malo, también pasa con lo bueno. Y créeme, yo he estado ahí. Un día te encuentras a todos los clientes capullos. Al siguiente, todo son sonrisas amables y buenas palabras.
Sobre post anteriores, solo tengo que decir una cosa, Irielilla. Ya sé que ninguno vivimos la vida bajo las mismas circunstancias, pero quiero pensar que, al igual que poco a poco yo estoy encontrando mi lugar (aunque ahora mismo esté un poco perdida dentro de su magnitud), tú encontrarás el tuyo, y todo mejorará. Y llegará un día en el que mires atrás y puedas decir, con orgullo: Yo superé eso. Hoy estoy aquí.
Cuesta. Duele. Pero la recompensa será gratificante.
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