La Bella y la Bestia

Hace 12 años se estrenaba La Bella y la Bestia en Buenos Aires. Recuerdo haber pasado una vez por la Av. Corrientes y ver el enorme cartel de la Bestia y su mítica rosa, enseguida miré a mi mamá y le rogué que fuéramos. No me hizo caso, por supuesto. Mi familia no es de ese estilo. Bueno, a mí mamá le encantaría si viera un musical, pero mi papá es algo más complicado. Él tilda de estúpido todo lo que no entiende o desconoce. Él se lo pierde.

Y hoy por fin se cumplió mi deseo. La obra se ha reestrenado y no podía perdérmela. Mi primo y yo coincidimos en que era como ver un sueño. Fue tan mágico e indescriptiblemente hermoso que no pude evitar empezar a llorar desde la primera escena, y lloré durante toda la obra. Lloré porque era triste, lloré porque era hermoso y lloré porque siempre me sentí identificada con la Bestia. Una criatura tan incomprendida... y castigada cruelmente por un terrible error...

No puedo más que alabar las interpretaciones de los actores, realmente sentía que estaba mirando la película, capturaron la esencia de los personajes de una manera que no creía posible. Y las canciones... y las coreografías... ¡Qué hermosura! Las voces eran increíbles, la escenografía imponente y los efectos... simplemente mágicos.

Sólo ruego que dentro de algunos años vuelvan a reestrenar la obra para poder llevar a mis sobrinos y enamorarlos de este arte tan maravilloso.

Aunque lloré como loca, he quedado reconfortada. Se me cumplió un sueño... ¡y de qué manera!